Muchas veces me preguntaba porque la gente puede hacer tanto daño. Pero esas preguntas surgían cuando no conocía a Dios, cuando no conocía lo que realmente estaba oculto a los ojos carnales.
La semana pasada mi papá estaba muy preocupado y nervioso, hizo que todos en casa se pusieran igual por causa de los problemas que tenía; no voy a negar que por un momento, cuando había conseguido que todos se enojaran casi lo consigue conmigo, pero algo en mi habló más fuerte que las ganas de tirar todo y ser un problema mas dentro de casa. Esa voz me dijo que ese no era el hombre que yo conocía, ese padre amoroso que cuidaba de mí y de mi familia con tanta dedicación sino es un espíritu que quiere traer discordia y divisiones. Muchas veces no conseguimos ver que el diablo usa siempre a gente de nuestro alrededor y más a nuestra familia para que nosotros avergoncemos el nombre de Jesús por eso hay que tener los ojos bien abiertos para no dejar que el diablo consiga sus propósitos, porque al igual que él, nosotros también tenemos uno y es glorificar a Dios con nuestro comportamiento, nuestro corazón y nuestras vidas.
Recuerdo que ese día hice lo que más nadie pudo conseguir. Luego de que Dios habló a mi corazón yo solo sonreí y seguí haciendo las cosas como si no hubiera pasado nada. También llevé esa paz que Dios me había dado para todos en mi familia y eso es lo que ustedes deben hacer pues los siervos de Dios llevan paz a sus hogares, son un reflejo de Dios a donde quiera que vayan.
Es fácil? Claro que no. Pero que galardón tendríamos delante de Dios si solo haríamos las cosas que menos nos cuestan hacer? De ahí es la importancia de tener el Espíritu Santo porque el siempre está hablando a nuestro corazón, guiándonos, exhortándonos y en los momentos de más dificultad él esta presente recordándote que en esa tempestad no estas solo, que aunque muchas veces pienses que no vas a poder, que es difícil, no te preocupes pues él tiene en control de todas las cosas.
Consejo: Cuando todos te provoquen para que reacciones de la peor manera, en primer lugar no lo mires con ojos carnales viendo a la persona que te esta agrediendo, sino mira mejor al espíritu que esta actuando en lo oculto. Y esos momentos que quieras responder y hasta sentirte mal por aquella agresión haz una pequeña oración en silencio y pide a Dios fuerza para que “No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal” Romanos 12:21.
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