jueves, 24 de febrero de 2011

Creciendo con Dios

Así como yo, y todos ustedes ya fuimos bien chiquitos, tan chiquitos que cabíamos en los brazos de mamá, pero crecimos y no somos más aquellos bebecitos. Así como crecimos físicamente, necesitamos también crecer con Dios, y solamente a través de la Palabra de Dios eso puede acontecer.
Cierta vez Salomón dijo: “Escucha al sabio y crece en prudencia; y el instruido adquirirá habilidad”. Él quiso decir que la Palabra de Dios nos ayuda a dar valor a la sabiduría y a los buenos consejos y a entender los pensamientos de Dios que tiene para nosotros. La Palabra de Dios también nos enseña a vivir de manera inteligente y a que seamos correctos, justos y honestos con las personas. Actuando así creceremos a cada día en la presencia de Jesús.
Y por hablar en Jesús, ¿Ustedes sabían que Él también fue un niño? Así como ustedes van a la escuela, juegan, hacen tareas de la casa… Con Jesús también fue así. Él hacia todo los que ustedes hacen. Él comía, tomaba baño, estudiaba y jugaba igual que ustedes. Él también tuvo una familia y hasta hermanos, después que Él nació, María, su mamá, tubo otros hijos. José su padre, era carpintero y hacia muebles de madera y, seguro que, Jesús lo ayudaba en algunas tareas. Pero Él siempre reservaba una hora por día para aprender los enseñamientos de Dios y desde pequeño tenía el placer de agradar a Dios. Por causa de eso, a cada día crecía, y se fortalecía y se tornaba sabio y Dios siempre estaba junto de Él.
Desde niñito, Él predicaba para los adultos. ¡Sí! Él leía muchos las Sagradas Escrituras y por eso conseguía hablar de las cosas de Dios para los médicos, profesores y para las personas muy inteligentes, porque la sabiduría de Dios estaba sobre Él, así como ocurrió cierta vez cuando María y José viajaron de Nazaret a Jerusalén para conmemorar las fiestas de Pascua. Todos los años él hacia esto, pero en aquel año Jesús fue junto. La fiesta termino y la familia de Jesús estaba volviendo para la casa cuando se dieron cuenta que Él no estaba. Entonces María y José volvieron afligidos para buscar a Jesús y solo después de tres días que Lo encontraron en el templo, sentado hablando con los doctores. Todos estaban sorprendidos con Su inteligencia. Jesús conseguía hablar de las cosas de Dios a los adultos, mismo siendo niño.
El secreto para que crezcamos con sabiduría es obedecer y meditar en la Palabra de Dios. Jesús fue un niño muy obediente que se interesaba por los enseñamientos bíblicos, por eso creció agradando a Dios. Necesitamos separa un tiempo de nuestro día para fortalecer nuestra fe a través de la lectura de la Biblia. Y no se olviden de agradecer a Jesús por darnos la oportunidad de crecer en Su presencia.